Santa joey potter: canonización en dawson crece

Cuando la vida te aprieta pero bien hay una cosa que inventamos los humanos que son los productos de ficción que son estupendos para resguardarte un rato, ya veremos cuánto, dame cobijo esta noche loca. En mi caso, mi happy place como ya he contado en varias ocasiones a las señoras de la calle, mi psicoterapeuta y todo aquel que me quiera escuchar es Dawson Crece. Mi serie favorita de la adolescencia y de todos los tiempos es una trinchera donde refrescarme un poco, que me de el aire, y ya saldremos a seguir combatiendo en la vida real cuando me tome aquí mi tiempito. Desde que pusieron la serie entera en Netflix me dedico a hacer Random Rewatches, que no es otra cosa que ponerme capítulos a lo loco, el que sea, el que surja; y a disfrutar sin más de tres cuartos de hora o casi con Dawson, Joey, Pacey, Jen, Jackers y todos esos chavales up the creek (puedes leer aquí mi experiencia con el 4×13, el 1×11 -que hice justo a tiempo de gozar aún más si cabe una película que también es trinchera pero de las buenas-; y el 4×10). Iba a hacer lo propio con el capítulo que vi anoche, que se llama Guerrilla Filmmaking y es el 14 de la 5ª temporada… pero hay algo del episodio que me ha llamado tanto la atención que se ha comido todas las demás reflexiones. Hablemos pues de esto, que no es otra cosa sino cómo la serie pisó el acelerador en las últimas temporadas para convertir a Joey Potter en una santa, en una Novia de América Pluscuamperfecta que se hizo algo cansinilla y erosionó hasta la desaparición a la Joey peleona, brava y divertida de las primeras temporadas (especialmente de la primera).

Entiendo que a partir del Año II, y viendo que esta serie de chicos que hablan como señores de 40 años lo estaba petando, era necesario echarle un candado a todo lo que funcionaba para que la barquita no se nos hundiera por muchas aguas bravas que vinieran, pero con Joey se les fue la mano. Una cosa es que haga siempre lo correcto y que saque buenas notas y que ayude a su familia desestructurada y que sea la mejor amiga y que… vale, acepto todo esto (un tipo que ama a Superman no puede no aceptar la bondad en otros personajes de ficción, y si no vuelan pues son aún mas grounded); pero es que en este Guerrilla Filmmaking tenemos el ejemplo perfecto de cómo esa insistencia en presentar a Joey como doña perfecta la convirtió, de facto, en una Santa. ¿No tomó nota la iglesia de las acciones de este personaje y, no sé, presentó una moción para canonizarla? Supongo que estas cosas no se hacen por «mociones» y que los milagros hay que hacerlos (o no hacerlos) en el plano de la realidad y no en el de una serie de la WB, pero oye, cosas más raras se han visto. Veréis, en este episodio tenemos tres secuencias consecutivas en las que, básicamente, se nos dice esto a la audiencia: «Aw, mirad a Joey, tan guapa y tan buena, tan responsable pero también con esa chispa de improvisación que mantiene tan bien a raya… ¡Miradla! ¿No veis que es perfecta? ¿No aspiráis todos a que sea vuestra novia o a ser exactamente como ella o a forrar vuestras carpetas con su imagen o…? ¡Pero miradla! ¡¿No veis que Joey es LA CAÑA DE ESPAÑA?!».

En esta quinta temporada, a Joey le molaba su profesor, que se llamaba Profesor Wilder (sin el Van delante, esto no era un Animal Party… y que es el actor cómico Ken Marino, nunca le he visto más modosito y contenido que aquí, donde alguien le diría que hacer de profesor de universidad serio e interés amoroso de la novia de América equivalía a SER BLAND). Y en este episodio va a su casa, a la del Wilder, a decirle que no pueden estar juntos tras el beso que se dieron el otro día pero que sí, pero que no, pero que… ¡ay, qué lío! Bueno, pues en una secuencia el profesor le dice a Joey que es la más lista de la clase y que todos los demás son poco menos que unas cucarachas, que nadie estudia y se esfuerza como ella; en la siguiente vemos cómo Wilder ya en el salón de casa le dice que es la bomba pero que no puede perder su trabajo, pero que es lo más grande; y en la siguiente Joey se lanza a besarlo justo antes de salir de casa porque es «perfecta pero con ese puntito loco que sacamos de vez en cuando para demostrar que, bueno, no es Mister Roboto». A esto hay que añadir esa secuencia en la que, magnánima, les da su «bendición, que no mi permiso» (lo aclara para que sepamos que es BUENA) a Andie y Pacey para que se líen, que se enrollen, que sean novios o lo que quieran. ¿Estoy despotricando de uno de los personajes de mi serie favorita? No. Solo digo que se les fue la mano con el azúcar. Me encantan los postres empalagosos pero enough is enough. El capítulo me divirtió mucho (me sorprendió lo bien que me lo pasé viéndolo), pero a la tercera secuencia de Santa Joey aquello ya empezó a cantar. ¿Me están vendiendo unas tramas adolescentes o estoy siendo el sujeto de un brainwash para que adore a un personaje? Pero bueno, Dawson Crece, que puedes hacerme lo que quieras. I’m all yours and you know it. Sí, ahora hablo con las series.

Por lo demás, un capítulo super-recomendable (no he leído lo que dije de ella cuando esta web iba a ser un libro y analizaba rigurosamente todos los episodios) con Dawson rodando una peli cuyo guión es bastante lamentable pero las secuencias de rodaje molan un montón (Dawon firing on all cylinders como director siempre me ha flipado, estos momentos para mí son el núcleo de la serie, donde arde el magma que da fuerza y magia a toda la isla); el rollete de Pacey y Andie es cachondísimo (lo bien que funcionan estos dos en comedia es pa’ verlo, una pena que demonizaran al personaje de Andie progresivamente…); la trama de Jack en la fraternidad con un chico que no se atreve a salir del armario y luego le acusa de intentar besarle me resultó INTERESANTÍSIMA y quiero verme la quinta temporada entera tan solo para explorar las historias de Jackers… y luego está lo de Jen.

A esta no la canonizaron, pero es tan guapa, tan extraordiaria en todas sus secuencias, cómo resuelto todo Michelle Williams, con una mezcla de suficiencia y brillantez que es casi insultante para el resto de los actores. Sus secuencias con Dawson, con el tunante de Chad Michael Murray (que vuelve a la quinta temporada por todo lo alto) y con Jack al final son todas para enmarcar. Un capítulo super-recomendable al que solo le falla esa campaña de los productores y guionistas para convertir en Santa a uno de los personajes de su serie. Let her be!

3 comentarios sobre “Santa joey potter: canonización en dawson crece

  1. ¡Hola!

    Muy de acuerdo con tu análisis. Mira que Joey me caía genial en las primeras temporadas, pero su personaje empezó a caerme fatal cuando empezó el proceso de canonización ja,ja,ja,ja,ja

    La perfección que la rodeaba me ponía de mal humor, y si se equivocaba en algo, siempre la justificaban. Era Santa Joey Potter y todo el mundo la tenía en un pedestal. Era la más guapa, la más inteligente, la más lista, la más responsable, la más alta, la mejor estudiante, la mejor amiga… Todo. Ponerte a su lado era salir perdiendo. Por este motivo, soy más de Jen, ya que para mí el personaje de Williams es el más humano de la serie al evolucionar y madurar gracias a los errores.

    Otro caso que me recuerda al de Joey es el de la Lana Lang de Smallville. Lana también era vista como un ejemplo de perfección y lo peor de todo es que, y al igual que Joey, si hacía algo malo siempre se tenía que buscar una justificación a su comportamiento.

    ¡Perdona por la parrafada, pero es que me encanta hablar de la serie!

    ¡Un saludo!

    Laura

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    1. Jajaja, gracias a ti por comentar. Las parrafadas son más que bienvenidas cuando se trata de Dawson Crece, if you know what I mean…

      Pozí, se pasaron de Santidad con Joey, que en la Season 1 era lo máximo. Con Lana tienes razón, la propia actriz no creo que disfrutara mucho salvo en la temporada seis, ahí disfrutó de lo lindo porque le dieron COSAS NO PERFECTAS QUE HACER.

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